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 Han tenido que pasar dos inviernos 

Y una primavera 

Para poder volver a mirar al cielo 

Y permitirme entender 

Todo lo que me dice.



verme reflejada 

En el color añil,

y en ese reflejo

descubrir mi dolor,

entenderlo,

sufrirlo, 

Como siempre tuvo que pasar 


pasaron tantas estrellas 

por delante de mí


pequeños testigos,

que me vieron ignorar 

aquel aguijón 


que se me clavaba 

tan hondo 

por tanto tiempo.


cuando me tumbo ahora en la hierba 

intento evocar 

como era la vida,

cuando vivía en el cielo 


Intento que el olor

 de la tierra húmeda 

Me recuerde el placer 

de ser querida,

Y cuidada 


como un niño que nace,

Experimentando por primera vez 

El brillo del primer día.



Ahora, 

Al igual que ese niño

Puedo cerrar los ojos

Y al mismo tiempo verlo todo,

sentirlo todo

estar viva


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